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La Graviola, combate el Cáncer ?



La Graviola es un árbol pequeño, autóctona de las áreas tropicales incluida el Amazonas. Su fruta es vendida en mercados locales en los trópicos, donde se la llama guanábana y graviola. La pulpa de la fruta es excelente para hacer bebidas y sorbetes y, aunque es un poco ácida, puede comerse con la mano. En la Amazonas Peruana la corteza, raíces, y hojas son utilizadas para la diabetes y como un sedativo y antiespasmódico. Las tribus indígenas en Guyana utilizan un té de hoja y/o corteza como sedativa y tónico cardiológico. En la Amazonas Brasilera un té de hojas se utiliza para problemas de riñón, y el aceite de las hojas y la fruta verde son mezcladas con aceite de oliva y se utiliza externamente para la neuralgia, reumatismo, y dolores de artritis. En Jamaica, Haití, y las Indias Occidentales la fruta y/o el jugo de fruta es utilizado para fiebre, parásitos y diarrea; la corteza u hoja es utilizada como un antiespasmódico, sedativo, y para el sistema nervioso para condiciones del corazón, tos, gripe, partos difíciles, asma, hipertensión y parásitos.

Estudios y componentes de la planta

Muchos compuestos y químicos activos han sido encontrados en la graviola, ya que los científicos han estado estudiando sus propiedades desde la década de los ‘40. La mayoría de la investigación sobre la graviola se enfoca en un novedoso set de químicos llamados Annonaceous acetogenins. La Graviola produce estos compuestos naturales en su hoja y en su tallo, corteza y las semillas de las frutas. Tres grupos investigadores separados han confirmado que estos químicos tienen propiedades significativas antitumorales y toxicidad selectiva contra varios tipos de células cancerígenas (sin dañar a las células sanas) publicando ocho estudios clínicos en sus descubrimientos.

Muchas de las acetogeninas han demostrado toxicidad selectiva a las células tumorales en muy bajas dosis – tan poco como 1 parte por millón. Cuatro estudios publicados en 1998 que más adelante especifica los químicos y acetogeninas en la graviola que están demostrando las propiedades más fuertes como anticancerígenos, antitumorales, y antivirales.

Los estudios con modos de acción en tres laboratorios separados han determinado recientemente que estas acetogeninas son soberbios inhibidores de procesos de enzimas que sólo son encontrados en las membranas de células de tumores cancerosos. Esto es por que son toxicas para las células cancerigenas pero no tienen toxicidad para las células sanas. La Universidad de Purdue, en West Lafayete, Indiana, ha conducido una gran parte de la investigación de las acetogeninas, mucho de lo cual, ha sido financiado por El Instituto Nacional de Cáncer y El Instituto Nacional de Salud (NIH). Hasta ahora, la Universidad de Purdue ha completado al menos nueve patentes sobre su trabajo acerca de las propiedades antitumorales e insecticidas y los usos de las acetogeninas.

En 1997, se publicó información con novedades prometedoras de que muchos de los Annonaceous acetogeninas estaban ". . . no solo siendo efectivas en matar tumores que habían probado resistencia a los agentes anticancerígenos, sino también parecen tener una afinidad especial para tales células resistentes." En varias entrevistas después de que fuera publicada esta información, el farmacólogo a la cabeza en la investigación de Purdue explicó como trabaja esto. Como él lo explica, las células cancerígenas que sobreviven a la quimioterapia pueden desarrollar resistencia al agente originalmente utilizado así como a otras drogas, incluso que no estén relacionadas. Este fenómeno se llama resistencia multi-droga (MDR). Una de las muchas formas en las cuales las células cancerígenas desarrollan resistencia a las drogas de la quimioterapia es creando un bombeo intercelular que es capaz de empujar los agentes anticancerígenos fuera de la célula antes que puedan matarlo. En promedio, solo acerca del 2 % de las células cancerígenas en cualquier persona pueden desarrollar este bombeo – pero ellos son el 2 % que puede crecer eventualmente y expandirse creando tumores resistentes a multi-drogas. Algunas de las últimas investigaciones en acetogeninas reportó que estas eran capaces de cerrar este bombeo intercelular, por lo tanto matando estos tumores resistentes a multi-drogas. Los investigadores de Purdue reportaron que las acetogeninas preferentemente mataban a las células cancerígenas resistentes a multi-drogas bloqueando la transferencia de ATP – la fuente principal de la energía celular – en ellas. Una célula tumoral necesita energía para crecer y reproducirse, y mucho más para llevar a cabo el bombeo y expeler a los agentes atacantes. Al inhibir la energía a la célula, ya no puede realizar el bombeo. Cuando las acetogeninas bloquean el ATP a la célula tumoral con el tiempo, la célula no tiene ya suficiente energía para operar procesos sustanciales – y muere. Las células normales raramente desarrollan tal bombeo; por lo tanto, no requieren grandes cantidades de energía para realizar un bombeo y, generalmente, no se ven adversamente afectadas por los inhibidores de ATP. Los investigadores de Purdue reportaron que 14 diferentes acetogeninas probadas hasta ahora demostraron potentes propiedades de bloqueo de ATP (incluidas muchas que se encuentran sólo en la graviola). Ellos también reportaron que 13 de estas 14 acetogeninas probadas eran más potentes contra las células de cáncer mamario con MDR que todas las tres drogas estándar (adriamycin, vincristine, y vinblastine) que utilizaron como control.

Usos Actuales

El dosage terapéutico de la hoja de graviola, (que ofrece tan alta cantidad de acetogeninas como la raíz y casi tanto como la semilla*) se reporta que es 2-3 gramos tomados 3 o 4 veces al día. Los productos de graviola (cápsulas y tinturas) se están volviendo más ampliamente disponibles. Como uno de los mecanismos de acción de la graviola es agotar la energía de ATP a las células cancerígenas, combinándola con otros suplementos y productos naturales que aumentan o mejoran el ATP celular puede reducir el efecto de la graviola. El principal suplemento que aumenta el ATP es un antioxidante común llamado Coenzima Q10 y por esta razón, debe ser evitado cuando se toma graviola.
* Diferentes químicos alcaloides en las semillas y raíces han demostrado algunos efectos preliminares neurotóxicos in vitro. Por lo que no son recomendables para su consumo, solo su hoja.

Conclusión

La graviola es ciertamente un remedio natural prometedor y uno que nuevamente enfatiza la importancia de preservar nuestros ecosistemas tropicales remanentes. Quizás – si la suficiente cantidad de personas cree que la posible cura para el cáncer realmente está encerrada en una planta tropical – tomaremos los pasos necesarios para proteger nuestras selvas tropicales remanentes de la destrucción.

Un investigador que estudiaba la Graviola resumió esta idea elocuentemente: “En el momento de preparación de la revisión actual, más de 350 Annonaceous acetogeninas han sido aisladas de 37 especies. Nuestros esfuerzos preliminares muestran que alrededor del 50%, de más de 80 especies de Annonaceous catalogadas, son significativamente bioactivas y son dignas de fraccionamiento; por lo tanto, esta clase de compuestos puede esperarse que continúe creciendo a un ritmo exponencial en el futuro, siempre que tal soporte financiero para tales esfuerzos investigativos pueda ser encontrado. Con el desaparecimiento de las forestas tropicales del mundo, tal trabajo es un deber antes que la gran diversidad química, contenida en estas especies en peligro de extinción, sea perdida.”

Esta información no apunta a ser utilizada con fines diagnósticos, para prescripciones o para reemplazo del cuidado médico apropiado. La planta descripta aquí no intenta tratar, curar, diagnosticar, mitigar ni prevenir ninguna enfermedad.
Sabia que...
Las hojas y el tallo de la Graviola son las que demostraron activa acción contra las células cancerígenas sin afectar el organismo.
Mientras que la investigación confirma que estas acetogeninas antitumorales también aparecen en altas cantidades en las semillas de la fruta (no en la pulpa) y en las raíces de la graviola, diferentes químicos alcaloides en las semillas y raíces han demostrado algunos efectos preliminares neurotóxicos. Por lo tanto, utilizar las semillas y la raíz de la graviola no es recomendable.
Si es de su interes tener más detalles, solicitenos la bibliografía informativa.

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